La preocupación pública por el aire interior ha dado lugar a un mercado creciente para la venta de dispositivos para reducir la contaminación interior y mejorar la calidad del aire interior. Varios fabricantes comercializan generadores de ozono, es decir, aparatos etiquetados como «purificadores de aire» o «filtros de aire» para interiores que generan intencionalmente ozono, el principal componente del smog. Las limitadas investigaciones disponibles muestran que estos dispositivos pueden emitir grandes cantidades de ozono, lo que hace que las concentraciones de ozono en interiores superen con creces los estándares de calidad del aire ambiental estatales y federales establecidos en materia de salud. A niveles elevados, el ozono puede causar dificultad para respirar, agravar el asma y dañar los pulmones en personas sensibles.
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